Cristina Lata. A Coruña
El Teatro Colón de A Coruña acogió el pasado 9 de mayo la nueva obra del bailarín catalán, de título Cesc Gelabert V.O.+. Con este espectáculo, Gelabert hace una síntesis de su esencia para mostrarse en estado puro o, como él mismo ha titulado, en versión original. En algo menos de una hora de función, el bailarín nos hace un recorrido por toda su trayectoria escénica, en pequeñas dosis, a través de una combinación de piezas cortas, entre las que retoma fragmentos de obras del pasado y coreografías creadas para este espectáculo. De este modo, la propuesta es más fresca y dinámica, al estar en continuo cambio.
Bailarín único e irrepetible, nos muestra una revisión de su propio pasado, echando la vista atrás desde la madurez artística. Gelabert ha sido uno de los pioneros y precursores de la danza contemporánea en España. A través de su danza nos enseña su sello característico, marcado por la expresividad de su rostro y sus manos, así como también de movimientos ondulantes, sinuosos y elegantes; adornados con esos brazos longuilíneos que, por momentos simulan aspas de molinos. Introduce de forma continua pasajes coreográficos cargados de combinaciones de pirouettes.
El artista catalán se muestra cercano al público en todo momento, introduciendo él mismo, a modo de presentador, las piezas que se van a ver. Esta fórmula hace de puente y rompe con esa barrera establecida entre ambas partes.
V.O. + se trata de una propuesta escénica desprovista de artificios y decorados, completamente desnuda, en la que sólo vemos una mesita con una toalla y un vaso de agua, dando visibilidad a lo que normalmente se mantiene entre cajas, haciendo más partícipe al espectador de todo lo que ocurre cuando el bailarín termina de interpretar, en esos intermedios para recobrar el aliento.
El espectáculo comienza con una de las nuevas creaciones V.O.+1, en la que Gelabert aparece metido en una especie de buzo blanco, diseñado por Lidia Azzopardi, que pretende ser "un vestido en el que deja de ser una persona para poder empezar de cero y reencarnarse".
Foto: Fernando de Valenzuela
Preludis es el segundo de los fragmentos que nos presenta y en él se centra en la conciencia, acercándonos al binomio entre el corazón y la mente, con su hilo interior que los mantiene siempre unidos.
Al Capone es la pieza más antigua del programa y está centrada en la energía y la emoción. En ella, Gelabert se muestra vital, dinámico y alegre, recordándonos por momentos a una mezcla entre el jazz y una danza folclórica. En la introducción nos cuenta que en el proceso de creación de esta obra se planteó el cómo hacer una coreografía que no lo pareciese.
Foto: Fernando de Valenzuela
VO+2 es una pieza intimista que se centra en la percepción. Gelabert nos explica que ve la danza como un "sueño compartido en estado de vigilia", "un puente extraño entre el público y el artista". El bailarín "cuando baila, su cuerpo se llena de palabras". Vo+2 es como una especie de caleidoscopio, que cada poco va cambiando para que el público con su imaginación pueda construir aquello que el movimiento le va transmitiendo.
My funny Valentine y Lágrimas Negras son los temas que el coreógrafo catalán le dedica al amor, en las que describe dos puntos de vista muy distintos de sentirte enamorado.
En Enyor Gelabert interpreta una sardana y comenta como anécdota que en su estreno, fue la primera vez en la que al acabar de interpretarla nadie le preguntó qué significaba.
Cierra el programa con otra nueva creación, VO+3, en la que homenajea al coreógrafo y bailarín alemán Gerhard Bohner. Gelabert explica al público que no se sabe dónde está la coreografía y dónde la interpretación o el bailarín, ya que a veces los límites no están muy claros o se diluyen.
Como viene ocurriendo en prácticamente todas la representaciones de danza contemporánea que visitan la ciudad herculina, el teatro estaba prácticamente vacío, aunque esto no impidió que el artista recibiese una cálida y entusiasta ovación del público.
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